Recordemos que el CH de cualquier ciudad forma parte del imaginario urbano, tanto de sus habitantes como de cualquier visitante o turista. Así, pensar en el de Xalapa nos lleva a una asociación natural con el Palacio de Gobierno, el Palacio Municipal, la calle Enríquez, la Plaza Lerdo, la Pinacoteca Diego Rivera, el monumento a las Cuatro Virtudes, el Monumento a la Madre, el Ágora de la Ciudad y el emblemático parque Juárez con sus añejas araucarias, el monumento al Benemérito de las Américas, sus jardines, los vendedores de globos, sus boleros y los infantes repartiendo a diestra y siniestra arroz u otras semillas a los pichones que rodean las calzadas de este espacio.
Pero también pensar en el CH de Xalapa, nos obliga a recordar lo que fue, lo que estuvo y que no volverá: la Plaza Lerdo con su fuente, después su kiosko y sus bancas y jardines; el Acuario ubicado en la parte del parque Juárez que da a las avenidas de Ávila Camacho y Ursulo Galván, en donde hoy se encuentra la entrada al viaducto, que cuando fue construido levantó, también, una fuerte polémica; el edificio de Pensiones, hoy derrumbado, etc.
Pero si los CH forman parte del imaginario urbano y son elementos emblemáticos de una ciudad, también representan un ideal para buena parte de la sociedad, pues muchos los quisieramos ver limpios, sin contaminación ambiental, sin problemas de vialidad, con parques limpios y sin ratas y con los transeuntes respetando los señalamientos de los semáforos. Sin embargo, por múltiples factores, el CH como un ideal de nuestra ciudad es difícil que se genere.
Por otra parte, debemos señalar que los CH constituyen una construcción social, económica y política y no únicamente material, lo que hace que también reparemos que en ellos se generan fenómenos sociales en pequeña o gran dimensión, como son la discriminación, la exclusión, la diversidad cultural y la carencia de un consenso respecto a su conservación, preservación y dignificación.
Respecto a lo anterior, pensemos en la gente que asiste y que ingresa con diferentes motivos a los bancos, galerías de arte, cafés y discotecas que se ubican en los centros históricos. Xalapa no es ajena a ello.
Para algunos teóricos y expertos, las crisis de la ciudad se condensan, la mayoría de las veces, en su CH. Estamos convencidos que esto sucede en el de Xalapa y en nuestro parque Juárez, que constituye un elemento de referencia para todos los que aqui vivimos y para los que por diversos motivos frecuentan la capital del estado.
También, su cercanía a la Plaza Lerdo hace que hacia él se dirijan decenas y cientos de manifestantes que de diversos lugares de Veracruz llegan a protestar ante las autoridades gubernamentales. Ya no se diga que resulta paso obligado de quienes acuden a la Catedral Metropolitana. Los domingos el parque Juárez es lugar de paseo y esparcimiento. En suma, este espacio pertenece a todos los jalapeños.
De ninguna manera somos nostalgicos de épocas pasadas o de los que afirman que todo pasado fue mejor; también comprendemos y entendemos el problema del desempleo. La ciudad y con ella su CH tienen que evolucionar de acuerdo a la dinámica social, económica y política, pero si nos parece inadecuado que uno de los lugares emblemáticos de Xalapa sufra un deterioro que no pasa inadvertido para nadie, y que de ninguna manera se puede solucionar con ocurrencias o medidas a corto plazo, sino con políticas públicas enfocadas a todo el CH y con acciones concretas para salvaguardar este espacio.
Los xalapeños merecemos, ante otras carencias de desarrollo urbano, que por los menos este lugar goce de cuidado, mantenimiento, vigilancia y limpieza.
¿Qué esperan las autoridades correspondientes para devolver al parque Juárez en lo particular y al CH en lo general su belleza, seguridad y dignidad?