2 DE OCTUBRE, 1968
Al cumplirse 39 años de aquella fecha que marca un hito en la historia de México no podemos dejar de rendir un reconocimiento a todos los que en la plaza de Tlatelolco ofrendaron su vida o participaron luchando contra un sistema autoritario que se encontraba en la cúspide del poder, pero que al mismo tiempo iniciaba su derrumbe.
Y cuando decimos reconocimiento nos referimos por un lado, a estudiantes, maestros, lideres sociales y todo el pueblo que los acompaño. Por otra parte, hacemos un recuento de los ideales, aspiraciones y sueños por una democracia que se anhelaba y que hoy no ha llegado de manera cabal, pese a la lucha permanente de los sectores progresistas del país.
En la trágica noche del 2 de octubre de 1968 se condensa una larga lucha por los ideales democráticos que diferentes personajes y grandes sectores sociales de México habían venido sosteniendo desde tiempo atrás. Nos referimos a Rubén Jaramillo, Lucio Cabañas, Valentín Campa, Vallejo y tantos más que ofrendaron su vida por alcanzar un México mejor, de igual manera que ferrocarrileros, maestros y médicos que a través de sus movimientos reivindicatorios pusieron la base de los movimientos que después del 68 se generaron para continuar con la lucha democrática.
Hoy, a 39 años de esa fecha histórica, su importancia parece diluirse, perderse en el tiempo, y si persiste es a veces distorsionada y más como algo anegdótico y no como un suceso trascendente y un parteaguas en la historia nacional.
Muchos sectores de la actualidad, principalmente los jóvenes desconocen la evolución del movimiento estudiantil del 68, su contexto, su entramado político y social, y su repercusión en el sistema político mexicano.
Juntos tenemos que rescatar la historia del movimiento estudiantil del 68. El 2 de octubre no puede pasar inadvertido para las generaciones que lo vivimos y para las nuevas que oyen hablar de él, pero no con el conocimiento debido.
Perseverancia Ciudadana se une al recuerdo de estos hechos. Al reconocimiento de los que participaron en él. Pero ante todo al análisis de su repercusión en el sistema político que aún hoy subsiste, aunque con otra bandera ideológica.
Y cuando decimos reconocimiento nos referimos por un lado, a estudiantes, maestros, lideres sociales y todo el pueblo que los acompaño. Por otra parte, hacemos un recuento de los ideales, aspiraciones y sueños por una democracia que se anhelaba y que hoy no ha llegado de manera cabal, pese a la lucha permanente de los sectores progresistas del país.
En la trágica noche del 2 de octubre de 1968 se condensa una larga lucha por los ideales democráticos que diferentes personajes y grandes sectores sociales de México habían venido sosteniendo desde tiempo atrás. Nos referimos a Rubén Jaramillo, Lucio Cabañas, Valentín Campa, Vallejo y tantos más que ofrendaron su vida por alcanzar un México mejor, de igual manera que ferrocarrileros, maestros y médicos que a través de sus movimientos reivindicatorios pusieron la base de los movimientos que después del 68 se generaron para continuar con la lucha democrática.
Hoy, a 39 años de esa fecha histórica, su importancia parece diluirse, perderse en el tiempo, y si persiste es a veces distorsionada y más como algo anegdótico y no como un suceso trascendente y un parteaguas en la historia nacional.
Muchos sectores de la actualidad, principalmente los jóvenes desconocen la evolución del movimiento estudiantil del 68, su contexto, su entramado político y social, y su repercusión en el sistema político mexicano.
Juntos tenemos que rescatar la historia del movimiento estudiantil del 68. El 2 de octubre no puede pasar inadvertido para las generaciones que lo vivimos y para las nuevas que oyen hablar de él, pero no con el conocimiento debido.
Perseverancia Ciudadana se une al recuerdo de estos hechos. Al reconocimiento de los que participaron en él. Pero ante todo al análisis de su repercusión en el sistema político que aún hoy subsiste, aunque con otra bandera ideológica.
Tanques frente a Palacio Nacional. Tras el acto oficial para izar la bandera en el Zócalo el 28 de agosto, la muchedumbre fue dispersada por 14 tanques y soldados que salieron de Palacio Nacional
(Foto: La Jornada)
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