lunes, 24 de diciembre de 2007
viernes, 21 de diciembre de 2007
AGUINALDO
Los antiguos Romanos (Monarquía) llamaban strenae a los regalos que se intercambiaban los amigos en honor de los dioses y como señal de feliz augurio. Una tradición romana atribuía el origen de los aguinaldos del 1º de enero, Kalendariae strenae, al rey Tacio, de quien nació la costumbre de ir ese día a coger verbena al bosque sagrado de Strenua, la Fuerza, o strenia, diosa de la salud, con el fin de obtener la divina protección durante el año nuevo. Otra tradición suponía que el pueblo iba en procesión al palacio del rey sabino para ofrecerle al mismo tiempo que los deseos de un buen año, ramas de ese arbusto considerado como portador de la felicidad. La sencillez primitiva desapareció y los aguinaldos pasaron a constituir objetos más o menos lujosos llegando a degenerar en abuso. Las gentes aprovechaban para regalarse en las fiestas principales como las de Saturno en diciembre Saturnalia sportula y las de Minerva Minervale munus hasta que Tiberio dispuso que solo se celebrasen las calendas de enero.
Los aguinaldos eran muy variados en cuanto a su naturaleza. Los aguinaldos herbáceos corresponden a la Edad de Oro; después vino una época en que eran alimentos de todas las clases; más tarde consistieron en piezas de oro, plata y bronce, luego en muebles y vestidos. Muy frecuente era regalarse pugilarios o dípticos de uso análogo al de nuestras carteras y agendas.
Fueron los aguinaldos una práctica costosa, arrancada al pobre por el rico, pues los clientes ofrecían aguinaldos a los protectores, los ciudadanos al príncipe y los discípulos a los maestros. La fuerza de la costumbre obligaba a algunos a dar lo que no tenían. Contra la obligación de regalar escribieron los Padres de la Iglesia para evitar que muchos cristianos se olvidaran de lo que eran. Por dichos censores sabemos no pocos detalles de los aguinaldos. Por ejemplo, la costumbre de muchas gentes, sobre todo, de los habitantes del campo, de poner en las puertas de sus casas durante la noche anterior al 1º de enero mesas cargadas de toda clase de alimentos para que los consumieran los transeúntes.
Pero la Iglesia tomó del paganismo entre otras prácticas puramente exteriores y materiales, la de los aguinaldos con motivo no de la fiesta del 1º de año sino de los bautismos. Aguinaldos bautismales eran, según ciertos pasajes de escritores sagrados del siglo VI y especialmente de San Gregorio Bizanceno, los regalos donaria que parece se cambiaban entre el neófito y el ministro de la Iglesia o los padrinos y madrinas. Consistían en medallas o lámparas con emblemas o inscripciones que declaran su destino.
En la Edad Media, los reyes, príncipes y magnates continuaron celebrando la fiesta de la entrada del año, especialmente en Navidad y en Pascua pues este día fue hasta el siglo XVI el primer día del año con cuyo motivo y ocasión se intercambiaban regalos. Pero esta costumbre cuando realmente surgió con igual fuerza que en la antigüedad fue en el Renacimiento.
En Francia, desde entonces, estos regalos llamados étrennes, han constituido una costumbre entre las gentes de alto nivel aunque verdaderamente no se generalizaron hasta la época de Luís XIV. En 1793 se dictó un edicto suprimiendo los étrennes pero la protesta fue general pues entonces ya era costumbre darlos a los mozos de cafés, peluqueros, cocheros, etc. La doble costumbre de regalos y propinas se ha conservado no solo en Francia sino en toda Europa.
En Navidad en España también es costumbre que los niños vayan casa por casa cantando villancicos acompañados por panderetas, zambombas y botellas vacías de anís a modo de instrumento musical. A esta costumbre se la conoce como pedir el aguinaldo, que en este caso, en lugar de dinero, puede consistir en mantecados y otros dulces.
Este pago puede ser monetario o en especies, de forma única, y por simple pacto entre el beneficiario y el beneficiado. Aunque no es parte de la ley en la mayoría de los países, se acostumbra a darse un aguinaldo para la fiesta católica de Navidad o las Fiestas Patrias.
De nuevo en nuestro conocido café en el centro de la ciudad, un grupo de parroquianos comentaban que, en nuestro país, el aguinaldo es una prestación fundamentalmente usada por el empleado para afrontar los gastos de fin de año, tales como vacaciones, regalos y en algunos casos hasta pago de deudas, también se emplea para otros gastos. Cuatro de cada 100 personas realizan mejoras al hogar, un porcentaje igual adquiere muebles y electrodomésticos, mientras que 3.6 lo destinan a vacaciones y otros para comprar despensa, y sólo 0.8% lo aprovecha para dar el enganche para adquirir un bien inmueble o un auto, ¿es suficiente? Ahí esta el asunto, “No alcanza para ahorrar, porque nos pagan muy poco y el gobierno paga muy poco”, además no esta excento de ser gravado por el ISR.
Ciertamente (diría Fox) el Aguinaldo es un pago especial que se entrega a los trabajadores asalariados, constituyendo un salario más a las doce mensualidades. En México, la Ley Federal del Trabajo en su Artículo 87 establece que el aguinaldo mínimo será el equivalente de 15 días de sueldo base y que deberá cubrirse antes del 20 de diciembre de cada año. También establece que los trabajadores que por cualquier motivo no laboren durante todo el año, tendrán derecho al pago de la parte proporcional del aguinaldo conforme al tiempo trabajado, aunque no establece si este tiempo debe computarse por días, semanas o meses completos.
Más de 20 millones de asalariados recibirán su aguinaldo en todo el país, una prestación que los trabajadores esperan para solventar los gastos y compromisos de fin de año. Pero este dinero tan esperado no siempre alcanza ni es bien utilizado. Un sondeo elaborado por la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), revela que una cuarta parte de los trabajadores lo utiliza para comprar ropa y calzado, 16 de cada 100 adquiere regalos y juguetes, 11.3% paga sus deudas y sólo 12% lo ahorra.
Querido lector para aprovechar al máximo este dinero que usted se ha ganado y que es producto de su esfuerzo, es conveniente hacer una planeación. La PROFECO recomienda dividirlo en tres partes. Una, para compras y gastos de la temporada navideña, o la adquisición de bienes y electrodomésticos. Otra parte puede destinarse al pago de deudas personales o aquellas que puedan representar riesgo para las finanzas personales, como son las tarjetas de crédito, créditos hipotecarios o automotrices. “Esto es con el fin de tener las deudas en un nivel manejable o no tenerlas y liberar eso recursos para ahorrar o para cualquier otro gasto”. La tercera parte debe destinarse al ahorro, para enfrentar la llamada cuesta de enero que suele prolongarse hasta los primeros meses del año.
El aguinaldo es un dinero que todo mundo estamos esperando a fin de año y la mejor manera de sacarle provecho es hacerlo de forma planeada, al hacerlo, debemos considerar los beneficios económicos y emocionales. Porque una vez pasada la efervescencia festiva, si no se tuvo cuidado y conciencia de los gastos realizados, no es de extrañar que el próximo enero venga acompañado, además de los buenos propósitos, con una realidad llena de deudas y bolsillos adelgazados, ahorro raquítico o inexistente, tarjetas de crédito hasta el tope y muchas otras cuentas por pagar.
Pensemos en los nuestros, cuidemos nuestro Aguinaldo
Los aguinaldos eran muy variados en cuanto a su naturaleza. Los aguinaldos herbáceos corresponden a la Edad de Oro; después vino una época en que eran alimentos de todas las clases; más tarde consistieron en piezas de oro, plata y bronce, luego en muebles y vestidos. Muy frecuente era regalarse pugilarios o dípticos de uso análogo al de nuestras carteras y agendas.
Fueron los aguinaldos una práctica costosa, arrancada al pobre por el rico, pues los clientes ofrecían aguinaldos a los protectores, los ciudadanos al príncipe y los discípulos a los maestros. La fuerza de la costumbre obligaba a algunos a dar lo que no tenían. Contra la obligación de regalar escribieron los Padres de la Iglesia para evitar que muchos cristianos se olvidaran de lo que eran. Por dichos censores sabemos no pocos detalles de los aguinaldos. Por ejemplo, la costumbre de muchas gentes, sobre todo, de los habitantes del campo, de poner en las puertas de sus casas durante la noche anterior al 1º de enero mesas cargadas de toda clase de alimentos para que los consumieran los transeúntes.
Pero la Iglesia tomó del paganismo entre otras prácticas puramente exteriores y materiales, la de los aguinaldos con motivo no de la fiesta del 1º de año sino de los bautismos. Aguinaldos bautismales eran, según ciertos pasajes de escritores sagrados del siglo VI y especialmente de San Gregorio Bizanceno, los regalos donaria que parece se cambiaban entre el neófito y el ministro de la Iglesia o los padrinos y madrinas. Consistían en medallas o lámparas con emblemas o inscripciones que declaran su destino.
En la Edad Media, los reyes, príncipes y magnates continuaron celebrando la fiesta de la entrada del año, especialmente en Navidad y en Pascua pues este día fue hasta el siglo XVI el primer día del año con cuyo motivo y ocasión se intercambiaban regalos. Pero esta costumbre cuando realmente surgió con igual fuerza que en la antigüedad fue en el Renacimiento.
En Francia, desde entonces, estos regalos llamados étrennes, han constituido una costumbre entre las gentes de alto nivel aunque verdaderamente no se generalizaron hasta la época de Luís XIV. En 1793 se dictó un edicto suprimiendo los étrennes pero la protesta fue general pues entonces ya era costumbre darlos a los mozos de cafés, peluqueros, cocheros, etc. La doble costumbre de regalos y propinas se ha conservado no solo en Francia sino en toda Europa.
En Navidad en España también es costumbre que los niños vayan casa por casa cantando villancicos acompañados por panderetas, zambombas y botellas vacías de anís a modo de instrumento musical. A esta costumbre se la conoce como pedir el aguinaldo, que en este caso, en lugar de dinero, puede consistir en mantecados y otros dulces.
Este pago puede ser monetario o en especies, de forma única, y por simple pacto entre el beneficiario y el beneficiado. Aunque no es parte de la ley en la mayoría de los países, se acostumbra a darse un aguinaldo para la fiesta católica de Navidad o las Fiestas Patrias.
De nuevo en nuestro conocido café en el centro de la ciudad, un grupo de parroquianos comentaban que, en nuestro país, el aguinaldo es una prestación fundamentalmente usada por el empleado para afrontar los gastos de fin de año, tales como vacaciones, regalos y en algunos casos hasta pago de deudas, también se emplea para otros gastos. Cuatro de cada 100 personas realizan mejoras al hogar, un porcentaje igual adquiere muebles y electrodomésticos, mientras que 3.6 lo destinan a vacaciones y otros para comprar despensa, y sólo 0.8% lo aprovecha para dar el enganche para adquirir un bien inmueble o un auto, ¿es suficiente? Ahí esta el asunto, “No alcanza para ahorrar, porque nos pagan muy poco y el gobierno paga muy poco”, además no esta excento de ser gravado por el ISR.
Ciertamente (diría Fox) el Aguinaldo es un pago especial que se entrega a los trabajadores asalariados, constituyendo un salario más a las doce mensualidades. En México, la Ley Federal del Trabajo en su Artículo 87 establece que el aguinaldo mínimo será el equivalente de 15 días de sueldo base y que deberá cubrirse antes del 20 de diciembre de cada año. También establece que los trabajadores que por cualquier motivo no laboren durante todo el año, tendrán derecho al pago de la parte proporcional del aguinaldo conforme al tiempo trabajado, aunque no establece si este tiempo debe computarse por días, semanas o meses completos.
Más de 20 millones de asalariados recibirán su aguinaldo en todo el país, una prestación que los trabajadores esperan para solventar los gastos y compromisos de fin de año. Pero este dinero tan esperado no siempre alcanza ni es bien utilizado. Un sondeo elaborado por la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), revela que una cuarta parte de los trabajadores lo utiliza para comprar ropa y calzado, 16 de cada 100 adquiere regalos y juguetes, 11.3% paga sus deudas y sólo 12% lo ahorra.
Querido lector para aprovechar al máximo este dinero que usted se ha ganado y que es producto de su esfuerzo, es conveniente hacer una planeación. La PROFECO recomienda dividirlo en tres partes. Una, para compras y gastos de la temporada navideña, o la adquisición de bienes y electrodomésticos. Otra parte puede destinarse al pago de deudas personales o aquellas que puedan representar riesgo para las finanzas personales, como son las tarjetas de crédito, créditos hipotecarios o automotrices. “Esto es con el fin de tener las deudas en un nivel manejable o no tenerlas y liberar eso recursos para ahorrar o para cualquier otro gasto”. La tercera parte debe destinarse al ahorro, para enfrentar la llamada cuesta de enero que suele prolongarse hasta los primeros meses del año.
El aguinaldo es un dinero que todo mundo estamos esperando a fin de año y la mejor manera de sacarle provecho es hacerlo de forma planeada, al hacerlo, debemos considerar los beneficios económicos y emocionales. Porque una vez pasada la efervescencia festiva, si no se tuvo cuidado y conciencia de los gastos realizados, no es de extrañar que el próximo enero venga acompañado, además de los buenos propósitos, con una realidad llena de deudas y bolsillos adelgazados, ahorro raquítico o inexistente, tarjetas de crédito hasta el tope y muchas otras cuentas por pagar.
Pensemos en los nuestros, cuidemos nuestro Aguinaldo
jueves, 13 de diciembre de 2007
Pláticas de Café
JUICIOS ORALES
Por Dante Omar Sánchez Alatorre
Por Dante Omar Sánchez Alatorre
Los Juicios Orales son procesos judiciales del Common Law o Derecho Anglosajón, que es el sistema jurídico derivado del que se aplicaba en la Inglaterra medieval y que es utilizado en gran parte de los territorios que tienen influencia británica. Se caracteriza por basarse más en la jurisprudencia (Costumbre) que en las leyes. Estos procesos se caracterizan por la transparencia y la eficiencia, toda vez que los casos son ventilados públicamente, frente a la presencia del Juez y de las partes, y donde acusados y víctimas tienen la oportunidad de presentar sus argumentos de viva voz, frente a todos. La oralidad en la justicia es parte de un sistema judicial de tipo acusatorio, que incluye también otros componentes substanciales como son las salidas alternas, la mediación y la profesionalización de policías, jueces, ministerios públicos y defensores, en busca de hacer que la justicia sea rápida, transparente y de calidad.
En conocido Café del centro de la ciudad nuestros amigos dialogaban sobre la propuesta de reformar el sistema de impartición de justicia para implementar los juicios orales en nuestro país, tanto a nivel estatal como federal, presentada por comisiones de la Cámara de Diputados y que aprobaron la noche del lunes las modificaciones a 11 artículos de la Constitución, en lo que algunos consideran la mayor reforma judicial en la historia reciente del país. La iniciativa establece la aplicación de juicios orales para sustituir a los procesos que actualmente se realizan a puerta cerrada y basados sobre todo en testimonios escritos, lo que para algunos ha dado pie a la corrupción y arbitrariedades.
Efectivamente uno de los reclamos más persistentes y sentidos de los ciudadanos en México tiene que ver con el funcionamiento de la justicia penal. Diversos diagnósticos apuntan hacia la necesidad de realizar una profunda reforma en este campo. La mayor parte de los análisis disponibles parecen indicar que la procuración y la impartición de justicia en materia penal se encuentran oprimidas por varios y muy duros problemas. El sistema de justicia en México es lento, oscuro, corrupto e ineficiente. Aunque en los procesos intervienen policías, Ministerios Públicos, Jueces y abogados, es en los juzgados donde convergen las prácticas de corrupción más detestables. Entre muchas, una de las razones que hay bajo este manto de irregularidades es la naturaleza escrita de los procedimientos. El sistema se basa en "integrar el expediente", lo que significa que el Ministerio Público tiene que redactar cientos o miles de hojas para sustentar su caso y entregarlo a un Juez, quien deberá leer el abultado expediente y dictar sentencia sin haber si quiera escuchado a ninguna de las partes. Este sistema escrito provoca serias deficiencias en el proceso, pues tendrán que pasar meses y a veces años para que un caso sea resuelto. Por otro lado, el hecho de que el Juez no esté presente en las audiencias genera incentivos a la corrupción, además de desconfianza social a las instituciones de justicia.
Un principio básico para poder contar con una impartición de justicia confiable es que la tarea de los jueces se lleve a cabo a la vista de la sociedad. Nada daña más la credibilidad de la justicia que el hecho de que sus sentencias sean dictadas casi en secreto. El trabajo judicial debe hacerse bajo la mirada de todos los ciudadanos y, en particular, de los usuarios del sistema de justicia. Existen suficientes evidencias que nos demuestran que un sistema de juicios orales, en el que las pruebas se rinde bajo la mirada del público y en el que el juez escucha a las partes, es más confiable que un sistema escrito, como el que tenemos en México actualmente.
Claro que imponer los Juicios orales del common law o derecho anglosajón conduce a romper con la tradición del derecho mexicano adherido a la familia neoromanista que impuso el Code francés heredero del Derecho Romano que suma mas de dos mil años de tradición jurídica, lo que ha convertido la iniciativa en una de las más polémicas de los últimos años. La oralidad de los juicios puede o no ser beneficiosa, el problema no es tan sencillo, la cultura jurídica mexicana no se encuentra preparada para adoptar un sistema de oralidad total en los procesos, habría que analizar un sin numero de cuestiones. Es mucho lo que hay que hacer y una gran parte cabe en todos los abogados, ojala estén a la altura.
Si vamos a transitar de un sistema de justicia escrito e impersonal, a uno de tipo oral y público, con audiencias transparentes y en las que el Juez este siempre presente. Espero por todos, que ello reduzca al mínimo los incentivos a la corrupción y acelere la eficiencia de los procesos, elevando así la calidad de la justicia.
México lo merece
Comentarios en: dante_saad@notimexico.com
lunes, 10 de diciembre de 2007
Xalapa: de 1830 a 2007 (II)
Xalapa: de 1830 a 2007 (II)
Eduardo Pérez Roque
El pasado 29 de noviembre Xalapa cumplió 177 años de haber sido elevada a la categoría de ciudad. Con tal motivo publicamos la primera parte de una entrevista con la Mtra. Mirna Benítez Juárez, integrante del Consejo de la Crónica y socióloga de profesión. Hoy presentamos la segunda parte de esta entrevista.
A 177 años de que Xalapa recibiera la categoría de ciudad ¿Cómo la definiría hoy, dada su categoría de capital del Estado ¿Cuál es su opinión de Xalapa como eje social y político de Veracruz?
R. Durante este tiempo tan amplio podemos advertir continuidades y rupturas. Xalapa, como tendencia, mantiene su categoría de capital del Estado de Veracruz; la presencia de importantes familias de comerciantes y empresarios en los círculos de poder –tanto político como religioso- y un trascendental
reconocimiento como ciudad “cultural”, si bien las condiciones económicas –a todos los niveles espaciales- han variado significativamente.
Ya se ha señalado la notable presencia que logra la ciudad en el ámbito nacional desde la “era de Juárez”, incluyendo la presidencia del xalapeño Sebastián Lerdo de Tejada que inaugura el tren que conecta a la ciudad de México con el puerto de Veracruz, y lo que ello significó para ciertos grupos, algo similar a lo que en estos primeros años del siglo XXI nos ha tocado vivir (específicamente hablo del trazo del futuro libramiento de la ciudad –muy necesario- pero que afectó diversos intereses económicos y eso ha llevado a la demora de la construcción). Estas vías –la del ferrocarril y la carretera que conecta a la zona metropolitana del Distrito Federal con el puerto de Veracruz- mantienen una importancia muy significativa para el comercio de nuestro país, son ejes que conservan un modelo de relación con el mercado mundial que sigue inscrito en la perspectiva antaño liberal, ahora neoliberal.
No podemos olvidar que nuestro estado, además de llevarlo en su nombre oficial de Veracruz-Llave, es una verdadera llave para lo que representa la zona sur-sureste del país; que ser comerciante empresario y/o funcionario público del siglo XXI –o ambos- abre una perspectiva de crecimiento muy considerable para tales grupos y que por allí se proyecta continuar. Sin embargo, desde mi reflexión muy personal, considero que a inicios del siglo XX -después del proceso de la revolución mexicana- se ajustaron ciertos espacios para algunos sectores clasemedieros que, tanto por cierta formación académica y/o militar, encontraron espacios para encausar aspiraciones polìticas. Así tuvimos gobernadores surgidos de su participación en el movimiento revolucionario que, una vez en el poder, requirieron de los abogados y/o intelectuales para proyectar la civilidad adecuada. En Xalapa esto fue muy claro durante los años de los gobiernos de Tejeda y Jara, y preciso para los veinte el movimiento “estridentista” –con Manuel Maples Arce y Germàn List Arzubide- que pretendían marcar nuevos derroteros en la vida cultural pero que no escapaban a los condicionamientos de desarrollo material que se imponían a nivel mundial. Este comentario no pretende minimizar su presencia sino comprenderlo en un ámbito mayor al que da forma y del cual es parte. Alguno de los poemas estridentistas de Maples Arce alude a la “Urbe” con sus cables eléctricos y a los ríos de blusas azules que salen de las escotillas de las fábricas.
Entonces podemos leer la presencia de grupos de trabajadores, principalmente textiles, que dan vida al paisaje de la ciudad –que se percibe y desea proyectarse- pero, inmediatamente también ubicamos que ese sujeto aludido –el de los asalariados- tuvo una participación significativa dentro del movimiento obrero cercano a la presencia del Partido Comunista Mexicano. Y, coincidiendo en el tiempo, surge una figura emblemática de Xalapa, Rafael Guízar y Valencia, nombrado Obispo de Veracruz en 1919, cuando residía en la Habana, Cuba, y que arriba a tierras veracruzanas en enero de 1920. A él le correspondió estar en la diócesis de Xalapa y oficiar en la catedral de esta ciudad en donde, el imaginario colectivo, señala su “santidad” y los difíciles momentos que debe vivir cuando se desató la “guerra cristera”.
Una vez “superada” esta situación ríspida, no sólo en Xalapa, sino en buena parte del país, la capital veracruzana entrará en una fase de crecimiento lento pero sostenido. Así, para las décadas de 1930 y 1940 Xalapa comprende nuevos actores de peso: los clasemedieros (burócratas, funcionarios públicos, “intelectuales” y grupos de trabajadores asalariados, tanto de la ciudad como del campo aunados a los grupos tradicionales que precisan infraestructura para la vida cotidiana: mercados, hospitales, escuelas, cines, parques y, ya desde entonces está presente uno de los grandes íconos de Xalapa, la Orquesta Sinfónica (OSX) y de allí pasamos a la otra gran institución que marcará las directrices de la cultura xalapeña, la Universidad Veracruzana. Así, Xalapa muestra su consistencia de ciudad de comerciantes-empresarios, políticos y prestadora de servicios entre los cuales, el educativo, genera una vida cultural necesaria para sus habitantes que pretenden, pretendemos, mantenerla como tal.
Tomando como referente el imaginario cultural ¿Cómo visualiza Xalapa?
R. Xalapa, no sólo para los veracruzanos sino a nivel internacional, es reconocida como una ciudad de intensa vida cultural. En ello la Universidad Veracruzana tiene un peso abrumador: la OSX, la facultad de Teatro, Danza, Música, Artes Plásticas, Filosofía y Letras, el Museo de Antropología, los institutos de investigaciones literarias, histórico-sociales, educativas; las revistas “La Palabra y el Hombre”, “Tramoya”, “La Ciencia y el Hombre” y los jóvenes, esos eternos buscadores de nuevas formas y maneras de expresar sus inquietudes –aunque sumen muchos años en sus biografías- le dan un aliento especial a la relación vida cultural-Universidad Veracruzana ( y me ubico sólo en el ámbito de las Humanidades y las Ciencias Sociales porque en otros campos soy lega). Y de allí las exposiciones, l conciertos, presentaciones y representaciones, conferencias, mesas redondas, cine-clubes, presentaciones de libros, y otras expresiones más a precios –la mayoría- accesibles.
Pero, además, retomo palabras de mi amigo Alejandro Mariano, la ciudad tiene la tradición de “los cafés” para discutir de todo y un público diferenciado pero ávido de ofertas. He señalado con las que coincido plenamente, pero existen otras más y que es necesario atender. En este aspecto Mariano es un gran conocedor y lo está proyectando a muchos xalapeños, de nacimiento y adopción, interesados en promover la cultura bajo nuevos y enriquecedores enfoques. Necesito precisar, esta mirada que ofrezco responde a la de quienes nos interesamos en tales menesteres pero no exclusivamente.
Ante su crecimiento desmesurado ¿Qué problemas enfrenta Xalapa en estos momentos?
R. Uno de los más severos y evidentes es el del tráfico vehicular, pero allí no se proyecta a largo plazo. Dice el Dr. Lorenzo Meyer que el único que lo hacía en tal sentido era Porfirio Díaz porque su mandato se prolongaba continuamente. Coincido en esa perspectiva política pues ahora los cortes sexenales –que se reducen también por cuestiones políticas- condicionan la construcción de obras que no puedan ser inauguradas en sus administraciones, con excepciones, pues algunos puentes y rotondas son paliativos a grandes problemas que han generado otros problemas que resentimos los xalapeños ¿Alguien puede imaginar servicios de transporte colectivo como los de ciertas ciudades europeas, digamos Praga, en donde el autobús de servicio urbano especifica la hora en que llegará a la parada y además con asientos disponibles? Y no es tan absurdo, sólo que allí los acuerdos entre autoridades y transportistas se establecen en condiciones diferentes. Aquí también preciso, este problema no sólo es de Xalapa aunque sí es más agudo que en otros sitios y sé muy bien que nuestro trazo histórico de “plato roto” influye pero…
Otro problema que miro diariamente por trabajar con niños, y también no es exclusivo de Xalapa, es el de la calidad en la educación básica. Esta situación, en lo personal me agobia pues los niños no saben leer, no comprenden, el capital cultural de ellos y sus padres es muy bajo. Y allí, como señala el analista Ricardo Rafael en su libro “Los socios de Elba Esther”, todos somos culpables, aunque hay culpables muy culpables.
En lo que respecta al ámbito de la cultura y las artes ¿Qué retos debe solucionar Xalapa para el diseño de una política cultural?
R. Uno de los grandes retos en este ámbito es el saber cuál es la cultura que se requiere promover, cultivar, recrear. Aquí nuevamente cito a mi amigo Arturo Mariano, pues es un especialista. El sostiene que existen expresiones culturales muy diversas pero no siempre son apreciadas como tales: por ejemplo, el levantamiento de los arcos en las iglesias son manifestaciones increíblemente completas pues incorporan a diversos actores -con edades diferenciadas- que se nuclean en torno de imaginarios que tales grupos desean perpetuar y los cohesiona; otro ejemplo son los fandangos que se presentan en Xalitic, éstos son expresiones culturales importantes de un barrio que lucha por mantener una identidad pero supe, por una participante, que en uno de los más recientes la policía llegó y no supo sobrellevar algunas expresiones de repudio de parte de los asistentes y terminaron desalojando con violencia a los presentes. Obvio que dentro del imaginario de algunos integrantes de la policía eso no es cultura.
También existen espectáculos tipo Broadway que pueden parecer promotores de cultura pero que uno no sabe qué es lo que se desea proyectar -o que se comprende y no se comparte- porque desvirtúan concepciones clásicas –o puede ser, no lo niego, incompetencia receptiva- pero uno trata de encontrar lo aportativo en lo que consume, como en las instalaciones o en el performance que necesita de cierta formación. Obviamente estos puntos son muy delicados pero, y nuevamente compartiendo con Mariano, nuestros sentidos han sido orientados a cierto tipo de manifestaciones artísticas y en ello la postura oficial ha sido decisiva.
Considero que al abrirse espacios de participación ciudadana, con sus diferentes percepciones, y su intervención activa se enriquece la oferta. Pero también es cierto que sin recursos financieros no todas las propuestas pueden concretarse. De allí la necesidad de buscar los espacios de participación pero ya no exclusivamente como dádivas; ese es el gran reto de una ciudad como la nuestra, donde actores importantes aún miran el respaldo gubernamental como la gran aspiración y ciertos detentadores de presupuestos no consideran el “fomento cultural” como una inversión social necesaria sino como cierto mecenazgo que les brindará prestigio social. Xalapa cuenta con grandes talentos artísticos y académicos que pudieran aportar ideas para diseñar una política cultural de largo plazo pero no conozco un proyecto unificador que pueda incidir en tal sentido. Y soy muy escéptica respecto a algunas
“fundaciones culturales filantrópicas” que captan recursos financieros y sacan grandes ventajas de su desinteresada gestoría.
¿En qué consiste la importancia de que niños, jóvenes y la ciudadanía en general, conozcan la fecha en que Xalapa es elevada a la categoría de ciudad, así como otras fechas que van marcando su devenir histórico?
R. Algún filósofo alemán señalaba que quien no conoce la historia de sus últimos 3 000 no sabe quién es. Considero que el sentido de inmediatez y consumismo que nos abruma –y al cual pocos tratamos de oponer resistencia conscientemente- contribuye decisivamente a que no reflexiones acerca de lo que ha sido, es y puede ser tu ciudad. Entonces dejamos que otros que sí se interesan en ello, y esos intereses son económicos y políticos –principalmente-, ofertan lo que les permitirá obtener las ganancias que proyectan lograr. Por ejemplo, para qué más macro plazas comerciales en
la ciudad y no proteger un área como “La Joyita”, en donde puede construirse un parque recreativo maravilloso para las familias xalapeñas o es que no se han percatado lo que sucede cada fin de semana en “Los Berros”.
Aquí lo que me interesa remarcar es la necesidad de saber qué queremos de nuestra ciudad, tal como lo quisieron actores en el pasado que empujaron para que Xalapa fuera elevada a la categoría de Villa, luego de ciudad, y también de ciudad capital de la entidad. Si miramos así a la Historia, como ciencia que pregunta en el presente para proyectar el futuro, entonces perfilaremos educandos reflexivos. Mas allí también soy escéptica pues, como señalaba anteriormente, el nivel que aprecio en los estudiantes de educación básica, media y superior no augura buenos dividendos. Lo que sí me hace albergar esperanzas de mejoría es la existencia de ciertas organizaciones no gubernamentales, en verdad no gubernamentales, que transitan en la dirección apuntada, y de instituciones que pueden –porque cuentan con recursos para ello, como la Universidad Veracruzana para apuntalar políticas culturales amplias y de largo plazo. Soy docente de la facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana y desde ese importante espacio trabajo con un profesorado que sabe lo que representa un compromiso de tal índole.
Publicado el día 9 de diciembre en el suplemento cultural “La Valquiria” de Diario de Xalapa
lunes, 3 de diciembre de 2007
SITUACIÓN CONTEMPORÁNEA DEL DOCENTE: RETOS Y PERSPECTIVAS
SITUACIÓN CONTEMPORÁNEA DEL DOCENTE:
RETOS Y PERSPECTIVAS
RETOS Y PERSPECTIVAS
José Sánchez Valencia
La dinámica actual, la convivencia en el sistema educativo, junto con la configuración laboral y las nuevas condiciones socioculturales de los alumnos arrebatan la identidad del maestro, planteando nuevo retos en su labor.
Ser maestro en los nuevos escenarios donde abundan la pobreza, la exclusión social, el surgimiento de nuevas configuraciones familiares, en el marco de las transformaciones culturales y, de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento (TIC), representan una oportunidad para que los maestros redefinan sus objetivos, asuman el control de su práctica y recuperen su papel protagónico dentro de la sociedad.
Desde esta perspectiva de cambio e innovación trataré brevemente tres aspectos: en primer lugar, el espacio donde se considera al docente como elemento clave en la transformación educativa; en seguida, cuando es interpelado al momento del diseño de las políticas públicas educativas, de los planes y programas, ya sea que se les ubique como ejecutores, mediadores de lo planificado por los “expertos” o, en calidad de protagonistas activos y reflexivos de la transformación; y, al mismo tiempo, enfatizar la existencia de una corriente hacia la indiferencia, por un gran número de ellos.
Sin lugar a dudas, la importancia del rol que el maestro juega dentro del proceso educativo sigue siendo imperativa, resultando ser en los programas emprendidos el principal protagonista, por un lado, y por otro, desde la percepción de la sociedad, el modelo a seguir por sus alumnos; transmitiendo a éstos una importante cantidad de valores, modelos de conducta, formas de pensamiento, de interpretación de la realidad y, de aspectos sociales, económicos, culturales, políticos, ideológicos, religiosos, afectivos y académicos.
Y, dentro del plano social, el maestro sigue siendo un referente obligado para la gestión, la innovación y, el cambio político, material y social. En México, por tradición, el maestro juega un amplio número de roles que van desde el de “consejero emocional” de padres y alumnos, “asesor comunitario” en cuestiones legales, “promotor de la salud”, entre otros, hasta el de “referente político”. Situación que representa una gran responsabilidad, compromiso, y que trae consigo obligaciones extracurriculares, pero también la oportunidad de recuperar el espacio perdido.
En segundo lugar, sabemos que la transformación requiere de nuevos modelos, de nuevas formas de enfrentar la evolución social y económica que nos ha traído la globalización, a través de una educación de calidad, o la evolución de nuestro actual sistema educativo.
En respuesta a lo anterior, los tecnócratas de la educación en las últimas décadas, se han dado a la tarea de diseñar y en ocasiones de adaptar modelos provenientes de otras latitudes del globo, algunos impuestos por la adopción de modelos económicos y políticos, y otros, por el compromiso de cumplir con estándares internacionales. Lo cierto es que en esta carrera por la “certificación”, se ha soslayado el papel de la sociedad, del contexto socioeconómico, de la cultura y especialmente de los maestros, generando problemas durante el proceso de diseño, implementación y ejecución de planes y programas.
Uno de los grandes retos ahora, es la formación permanente de los maestros, de tal manera que les permita enfrentar dignamente estas transformaciones. Y, nuevamente nos enfrentamos al dilema clásico, el cual marcará la dirección sobre la cual han de dirigir sus acciones:
¿Se debe capacitar a los maestros profundizando en contenidos o en herramientas educativas?
Dicho dilema ha contribuido a que los trabajos hasta ahora emprendidos no hayan aportado los resultados esperados. También, el conjunto de acciones que se pretende emprender pueden considerarse como lo señala con ironía Michael Fullan (2000:122) que “la educación del profesorado tiene el honor de ser al mismo tiempo, el peor problema y la mejor solución de la educación”.
Uno de los avances en este aspecto, lo podemos encontrar en la primera línea de acción del Acuerdo Número 384 que establece el Nuevo Plan y Programas de Estudio para la Educación Secundaria, donde se propone “El desarrollo de un amplio programa de información, capacitación y asesoría técnico-pedagógica para docentes y directivos”. Publicado en el Diario Oficial de la Federación con fecha 26 de mayo de 2006.
Por último, otro de los retos a superar es la creciente indiferencia de algunos docentes para participar en esta transformación. Situación que se ha venido generando a través del tiempo, fortalecida por elementos políticos, económicos, religiosos, curriculares, e ideológicos, entre otros.
Uno de ellos es el llamado “isoformismo”, definido por Davini (1995) como “la escasa distancia lógica curricular e institucional del instituto formador y la del nivel educativo para el que se forma”. Por ejemplo, es fácil encontrar un gran número de profesionistas de diversas áreas y niveles impartiendo formación básica, a los que poco o nada interesa cooperar en la transformación educativa.
También, no podemos soslayar la llamada “endogamia” que se define como “la dificultad de abrirse al entorno, de trabajar en forma articulada con otras instituciones, con la comunidad” y “la imposibilidad de nutrirse de otros circuitos, campos y centros de producción del conocimiento”.
Estos tópicos representan la oportunidad para que los maestros se reintegren al debate de los temas educativos, desde una postura crítica-propositiva, asumiendo el porcentaje de responsabilidad que les corresponde, respecto a la formación de las nuevas generaciones. Conviene mencionar el polinomio de la educación: alumnos-docentes-autoridades educativas-padres de familia y, en los últimos tiempos se resalta la importancia del contexto, sea este: la familia, la escuela, el barrio, la colonia, la comunidad e incluso la ciudad.
Precisamente, es en estos aspectos donde han de dirigirse los esfuerzos pedagógicos de éste siglo, según expone Giroux (1994), “los educadores no podrán ignorar la dura cuestión que las escuelas tendrán que enfrentar respecto a temas de multiculturalismo, raza, identidad, poder, conocimiento, ética y trabajo”.
En este contexto, la labor docente adquiere el valor de categoría primordial para el desarrollo. Constituyéndose como un elemento clave por excelencia, imperativo en la competencia por la economía y la transformación de la vida diaria.
Los aspectos hasta aquí mencionados más que problemas representan oportunidades pedagógicas para los maestros, las cuales procesadas adecuadamente contribuyen al gran proyecto de transformación educativa que se ha iniciado ya, y del cual no pueden hacer caso omiso.
Desde esta perspectiva de cambio e innovación trataré brevemente tres aspectos: en primer lugar, el espacio donde se considera al docente como elemento clave en la transformación educativa; en seguida, cuando es interpelado al momento del diseño de las políticas públicas educativas, de los planes y programas, ya sea que se les ubique como ejecutores, mediadores de lo planificado por los “expertos” o, en calidad de protagonistas activos y reflexivos de la transformación; y, al mismo tiempo, enfatizar la existencia de una corriente hacia la indiferencia, por un gran número de ellos.
Sin lugar a dudas, la importancia del rol que el maestro juega dentro del proceso educativo sigue siendo imperativa, resultando ser en los programas emprendidos el principal protagonista, por un lado, y por otro, desde la percepción de la sociedad, el modelo a seguir por sus alumnos; transmitiendo a éstos una importante cantidad de valores, modelos de conducta, formas de pensamiento, de interpretación de la realidad y, de aspectos sociales, económicos, culturales, políticos, ideológicos, religiosos, afectivos y académicos.
Y, dentro del plano social, el maestro sigue siendo un referente obligado para la gestión, la innovación y, el cambio político, material y social. En México, por tradición, el maestro juega un amplio número de roles que van desde el de “consejero emocional” de padres y alumnos, “asesor comunitario” en cuestiones legales, “promotor de la salud”, entre otros, hasta el de “referente político”. Situación que representa una gran responsabilidad, compromiso, y que trae consigo obligaciones extracurriculares, pero también la oportunidad de recuperar el espacio perdido.
En segundo lugar, sabemos que la transformación requiere de nuevos modelos, de nuevas formas de enfrentar la evolución social y económica que nos ha traído la globalización, a través de una educación de calidad, o la evolución de nuestro actual sistema educativo.
En respuesta a lo anterior, los tecnócratas de la educación en las últimas décadas, se han dado a la tarea de diseñar y en ocasiones de adaptar modelos provenientes de otras latitudes del globo, algunos impuestos por la adopción de modelos económicos y políticos, y otros, por el compromiso de cumplir con estándares internacionales. Lo cierto es que en esta carrera por la “certificación”, se ha soslayado el papel de la sociedad, del contexto socioeconómico, de la cultura y especialmente de los maestros, generando problemas durante el proceso de diseño, implementación y ejecución de planes y programas.
Uno de los grandes retos ahora, es la formación permanente de los maestros, de tal manera que les permita enfrentar dignamente estas transformaciones. Y, nuevamente nos enfrentamos al dilema clásico, el cual marcará la dirección sobre la cual han de dirigir sus acciones:
¿Se debe capacitar a los maestros profundizando en contenidos o en herramientas educativas?
Dicho dilema ha contribuido a que los trabajos hasta ahora emprendidos no hayan aportado los resultados esperados. También, el conjunto de acciones que se pretende emprender pueden considerarse como lo señala con ironía Michael Fullan (2000:122) que “la educación del profesorado tiene el honor de ser al mismo tiempo, el peor problema y la mejor solución de la educación”.
Uno de los avances en este aspecto, lo podemos encontrar en la primera línea de acción del Acuerdo Número 384 que establece el Nuevo Plan y Programas de Estudio para la Educación Secundaria, donde se propone “El desarrollo de un amplio programa de información, capacitación y asesoría técnico-pedagógica para docentes y directivos”. Publicado en el Diario Oficial de la Federación con fecha 26 de mayo de 2006.
Por último, otro de los retos a superar es la creciente indiferencia de algunos docentes para participar en esta transformación. Situación que se ha venido generando a través del tiempo, fortalecida por elementos políticos, económicos, religiosos, curriculares, e ideológicos, entre otros.
Uno de ellos es el llamado “isoformismo”, definido por Davini (1995) como “la escasa distancia lógica curricular e institucional del instituto formador y la del nivel educativo para el que se forma”. Por ejemplo, es fácil encontrar un gran número de profesionistas de diversas áreas y niveles impartiendo formación básica, a los que poco o nada interesa cooperar en la transformación educativa.
También, no podemos soslayar la llamada “endogamia” que se define como “la dificultad de abrirse al entorno, de trabajar en forma articulada con otras instituciones, con la comunidad” y “la imposibilidad de nutrirse de otros circuitos, campos y centros de producción del conocimiento”.
Estos tópicos representan la oportunidad para que los maestros se reintegren al debate de los temas educativos, desde una postura crítica-propositiva, asumiendo el porcentaje de responsabilidad que les corresponde, respecto a la formación de las nuevas generaciones. Conviene mencionar el polinomio de la educación: alumnos-docentes-autoridades educativas-padres de familia y, en los últimos tiempos se resalta la importancia del contexto, sea este: la familia, la escuela, el barrio, la colonia, la comunidad e incluso la ciudad.
Precisamente, es en estos aspectos donde han de dirigirse los esfuerzos pedagógicos de éste siglo, según expone Giroux (1994), “los educadores no podrán ignorar la dura cuestión que las escuelas tendrán que enfrentar respecto a temas de multiculturalismo, raza, identidad, poder, conocimiento, ética y trabajo”.
En este contexto, la labor docente adquiere el valor de categoría primordial para el desarrollo. Constituyéndose como un elemento clave por excelencia, imperativo en la competencia por la economía y la transformación de la vida diaria.
Los aspectos hasta aquí mencionados más que problemas representan oportunidades pedagógicas para los maestros, las cuales procesadas adecuadamente contribuyen al gran proyecto de transformación educativa que se ha iniciado ya, y del cual no pueden hacer caso omiso.
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