lunes, 10 de diciembre de 2007

Xalapa: de 1830 a 2007 (II)

Xalapa: de 1830 a 2007 (II)

Eduardo Pérez Roque

El pasado 29 de noviembre Xalapa cumplió 177 años de haber sido elevada a la categoría de ciudad. Con tal motivo publicamos la primera parte de una entrevista con la Mtra. Mirna Benítez Juárez, integrante del Consejo de la Crónica y socióloga de profesión. Hoy presentamos la segunda parte de esta entrevista.

A 177 años de que Xalapa recibiera la categoría de ciudad ¿Cómo la definiría hoy, dada su categoría de capital del Estado ¿Cuál es su opinión de Xalapa como eje social y político de Veracruz?

R. Durante este tiempo tan amplio podemos advertir continuidades y rupturas. Xalapa, como tendencia, mantiene su categoría de capital del Estado de Veracruz; la presencia de importantes familias de comerciantes y empresarios en los círculos de poder –tanto político como religioso- y un trascendental

reconocimiento como ciudad “cultural”, si bien las condiciones económicas –a todos los niveles espaciales- han variado significativamente.

Ya se ha señalado la notable presencia que logra la ciudad en el ámbito nacional desde la “era de Juárez”, incluyendo la presidencia del xalapeño Sebastián Lerdo de Tejada que inaugura el tren que conecta a la ciudad de México con el puerto de Veracruz, y lo que ello significó para ciertos grupos, algo similar a lo que en estos primeros años del siglo XXI nos ha tocado vivir (específicamente hablo del trazo del futuro libramiento de la ciudad –muy necesario- pero que afectó diversos intereses económicos y eso ha llevado a la demora de la construcción). Estas vías –la del ferrocarril y la carretera que conecta a la zona metropolitana del Distrito Federal con el puerto de Veracruz- mantienen una importancia muy significativa para el comercio de nuestro país, son ejes que conservan un modelo de relación con el mercado mundial que sigue inscrito en la perspectiva antaño liberal, ahora neoliberal.

No podemos olvidar que nuestro estado, además de llevarlo en su nombre oficial de Veracruz-Llave, es una verdadera llave para lo que representa la zona sur-sureste del país; que ser comerciante empresario y/o funcionario público del siglo XXI –o ambos- abre una perspectiva de crecimiento muy considerable para tales grupos y que por allí se proyecta continuar. Sin embargo, desde mi reflexión muy personal, considero que a inicios del siglo XX -después del proceso de la revolución mexicana- se ajustaron ciertos espacios para algunos sectores clasemedieros que, tanto por cierta formación académica y/o militar, encontraron espacios para encausar aspiraciones polìticas. Así tuvimos gobernadores surgidos de su participación en el movimiento revolucionario que, una vez en el poder, requirieron de los abogados y/o intelectuales para proyectar la civilidad adecuada. En Xalapa esto fue muy claro durante los años de los gobiernos de Tejeda y Jara, y preciso para los veinte el movimiento “estridentista” –con Manuel Maples Arce y Germàn List Arzubide- que pretendían marcar nuevos derroteros en la vida cultural pero que no escapaban a los condicionamientos de desarrollo material que se imponían a nivel mundial. Este comentario no pretende minimizar su presencia sino comprenderlo en un ámbito mayor al que da forma y del cual es parte. Alguno de los poemas estridentistas de Maples Arce alude a la “Urbe” con sus cables eléctricos y a los ríos de blusas azules que salen de las escotillas de las fábricas.

Entonces podemos leer la presencia de grupos de trabajadores, principalmente textiles, que dan vida al paisaje de la ciudad –que se percibe y desea proyectarse- pero, inmediatamente también ubicamos que ese sujeto aludido –el de los asalariados- tuvo una participación significativa dentro del movimiento obrero cercano a la presencia del Partido Comunista Mexicano. Y, coincidiendo en el tiempo, surge una figura emblemática de Xalapa, Rafael Guízar y Valencia, nombrado Obispo de Veracruz en 1919, cuando residía en la Habana, Cuba, y que arriba a tierras veracruzanas en enero de 1920. A él le correspondió estar en la diócesis de Xalapa y oficiar en la catedral de esta ciudad en donde, el imaginario colectivo, señala su “santidad” y los difíciles momentos que debe vivir cuando se desató la “guerra cristera”.

Una vez “superada” esta situación ríspida, no sólo en Xalapa, sino en buena parte del país, la capital veracruzana entrará en una fase de crecimiento lento pero sostenido. Así, para las décadas de 1930 y 1940 Xalapa comprende nuevos actores de peso: los clasemedieros (burócratas, funcionarios públicos, “intelectuales” y grupos de trabajadores asalariados, tanto de la ciudad como del campo aunados a los grupos tradicionales que precisan infraestructura para la vida cotidiana: mercados, hospitales, escuelas, cines, parques y, ya desde entonces está presente uno de los grandes íconos de Xalapa, la Orquesta Sinfónica (OSX) y de allí pasamos a la otra gran institución que marcará las directrices de la cultura xalapeña, la Universidad Veracruzana. Así, Xalapa muestra su consistencia de ciudad de comerciantes-empresarios, políticos y prestadora de servicios entre los cuales, el educativo, genera una vida cultural necesaria para sus habitantes que pretenden, pretendemos, mantenerla como tal.

Tomando como referente el imaginario cultural ¿Cómo visualiza Xalapa?

R. Xalapa, no sólo para los veracruzanos sino a nivel internacional, es reconocida como una ciudad de intensa vida cultural. En ello la Universidad Veracruzana tiene un peso abrumador: la OSX, la facultad de Teatro, Danza, Música, Artes Plásticas, Filosofía y Letras, el Museo de Antropología, los institutos de investigaciones literarias, histórico-sociales, educativas; las revistas “La Palabra y el Hombre”, “Tramoya”, “La Ciencia y el Hombre” y los jóvenes, esos eternos buscadores de nuevas formas y maneras de expresar sus inquietudes –aunque sumen muchos años en sus biografías- le dan un aliento especial a la relación vida cultural-Universidad Veracruzana ( y me ubico sólo en el ámbito de las Humanidades y las Ciencias Sociales porque en otros campos soy lega). Y de allí las exposiciones, l conciertos, presentaciones y representaciones, conferencias, mesas redondas, cine-clubes, presentaciones de libros, y otras expresiones más a precios –la mayoría- accesibles.

Pero, además, retomo palabras de mi amigo Alejandro Mariano, la ciudad tiene la tradición de “los cafés” para discutir de todo y un público diferenciado pero ávido de ofertas. He señalado con las que coincido plenamente, pero existen otras más y que es necesario atender. En este aspecto Mariano es un gran conocedor y lo está proyectando a muchos xalapeños, de nacimiento y adopción, interesados en promover la cultura bajo nuevos y enriquecedores enfoques. Necesito precisar, esta mirada que ofrezco responde a la de quienes nos interesamos en tales menesteres pero no exclusivamente.

Ante su crecimiento desmesurado ¿Qué problemas enfrenta Xalapa en estos momentos?

R. Uno de los más severos y evidentes es el del tráfico vehicular, pero allí no se proyecta a largo plazo. Dice el Dr. Lorenzo Meyer que el único que lo hacía en tal sentido era Porfirio Díaz porque su mandato se prolongaba continuamente. Coincido en esa perspectiva política pues ahora los cortes sexenales –que se reducen también por cuestiones políticas- condicionan la construcción de obras que no puedan ser inauguradas en sus administraciones, con excepciones, pues algunos puentes y rotondas son paliativos a grandes problemas que han generado otros problemas que resentimos los xalapeños ¿Alguien puede imaginar servicios de transporte colectivo como los de ciertas ciudades europeas, digamos Praga, en donde el autobús de servicio urbano especifica la hora en que llegará a la parada y además con asientos disponibles? Y no es tan absurdo, sólo que allí los acuerdos entre autoridades y transportistas se establecen en condiciones diferentes. Aquí también preciso, este problema no sólo es de Xalapa aunque sí es más agudo que en otros sitios y sé muy bien que nuestro trazo histórico de “plato roto” influye pero…

Otro problema que miro diariamente por trabajar con niños, y también no es exclusivo de Xalapa, es el de la calidad en la educación básica. Esta situación, en lo personal me agobia pues los niños no saben leer, no comprenden, el capital cultural de ellos y sus padres es muy bajo. Y allí, como señala el analista Ricardo Rafael en su libro “Los socios de Elba Esther”, todos somos culpables, aunque hay culpables muy culpables.

En lo que respecta al ámbito de la cultura y las artes ¿Qué retos debe solucionar Xalapa para el diseño de una política cultural?

R. Uno de los grandes retos en este ámbito es el saber cuál es la cultura que se requiere promover, cultivar, recrear. Aquí nuevamente cito a mi amigo Arturo Mariano, pues es un especialista. El sostiene que existen expresiones culturales muy diversas pero no siempre son apreciadas como tales: por ejemplo, el levantamiento de los arcos en las iglesias son manifestaciones increíblemente completas pues incorporan a diversos actores -con edades diferenciadas- que se nuclean en torno de imaginarios que tales grupos desean perpetuar y los cohesiona; otro ejemplo son los fandangos que se presentan en Xalitic, éstos son expresiones culturales importantes de un barrio que lucha por mantener una identidad pero supe, por una participante, que en uno de los más recientes la policía llegó y no supo sobrellevar algunas expresiones de repudio de parte de los asistentes y terminaron desalojando con violencia a los presentes. Obvio que dentro del imaginario de algunos integrantes de la policía eso no es cultura.

También existen espectáculos tipo Broadway que pueden parecer promotores de cultura pero que uno no sabe qué es lo que se desea proyectar -o que se comprende y no se comparte- porque desvirtúan concepciones clásicas –o puede ser, no lo niego, incompetencia receptiva- pero uno trata de encontrar lo aportativo en lo que consume, como en las instalaciones o en el performance que necesita de cierta formación. Obviamente estos puntos son muy delicados pero, y nuevamente compartiendo con Mariano, nuestros sentidos han sido orientados a cierto tipo de manifestaciones artísticas y en ello la postura oficial ha sido decisiva.

Considero que al abrirse espacios de participación ciudadana, con sus diferentes percepciones, y su intervención activa se enriquece la oferta. Pero también es cierto que sin recursos financieros no todas las propuestas pueden concretarse. De allí la necesidad de buscar los espacios de participación pero ya no exclusivamente como dádivas; ese es el gran reto de una ciudad como la nuestra, donde actores importantes aún miran el respaldo gubernamental como la gran aspiración y ciertos detentadores de presupuestos no consideran el “fomento cultural” como una inversión social necesaria sino como cierto mecenazgo que les brindará prestigio social. Xalapa cuenta con grandes talentos artísticos y académicos que pudieran aportar ideas para diseñar una política cultural de largo plazo pero no conozco un proyecto unificador que pueda incidir en tal sentido. Y soy muy escéptica respecto a algunas

“fundaciones culturales filantrópicas” que captan recursos financieros y sacan grandes ventajas de su desinteresada gestoría.

¿En qué consiste la importancia de que niños, jóvenes y la ciudadanía en general, conozcan la fecha en que Xalapa es elevada a la categoría de ciudad, así como otras fechas que van marcando su devenir histórico?

R. Algún filósofo alemán señalaba que quien no conoce la historia de sus últimos 3 000 no sabe quién es. Considero que el sentido de inmediatez y consumismo que nos abruma –y al cual pocos tratamos de oponer resistencia conscientemente- contribuye decisivamente a que no reflexiones acerca de lo que ha sido, es y puede ser tu ciudad. Entonces dejamos que otros que sí se interesan en ello, y esos intereses son económicos y políticos –principalmente-, ofertan lo que les permitirá obtener las ganancias que proyectan lograr. Por ejemplo, para qué más macro plazas comerciales en
la ciudad y no proteger un área como “La Joyita”, en donde puede construirse un parque recreativo maravilloso para las familias xalapeñas o es que no se han percatado lo que sucede cada fin de semana en “Los Berros”.

Aquí lo que me interesa remarcar es la necesidad de saber qué queremos de nuestra ciudad, tal como lo quisieron actores en el pasado que empujaron para que Xalapa fuera elevada a la categoría de Villa, luego de ciudad, y también de ciudad capital de la entidad. Si miramos así a la Historia, como ciencia que pregunta en el presente para proyectar el futuro, entonces perfilaremos educandos reflexivos. Mas allí también soy escéptica pues, como señalaba anteriormente, el nivel que aprecio en los estudiantes de educación básica, media y superior no augura buenos dividendos. Lo que sí me hace albergar esperanzas de mejoría es la existencia de ciertas organizaciones no gubernamentales, en verdad no gubernamentales, que transitan en la dirección apuntada, y de instituciones que pueden –porque cuentan con recursos para ello, como la Universidad Veracruzana para apuntalar políticas culturales amplias y de largo plazo. Soy docente de la facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana y desde ese importante espacio trabajo con un profesorado que sabe lo que representa un compromiso de tal índole.

Publicado el día 9 de diciembre en el suplemento cultural “La Valquiria” de Diario de Xalapa

No hay comentarios: