lunes, 3 de diciembre de 2007

SITUACIÓN CONTEMPORÁNEA DEL DOCENTE: RETOS Y PERSPECTIVAS

SITUACIÓN CONTEMPORÁNEA DEL DOCENTE:
RETOS Y PERSPECTIVAS

José Sánchez Valencia

La dinámica actual, la convivencia en el sistema educativo, junto con la configuración laboral y las nuevas condiciones socioculturales de los alumnos arrebatan la identidad del maestro, planteando nuevo retos en su labor.

Ser maestro en los nuevos escenarios donde abundan la pobreza, la exclusión social, el surgimiento de nuevas configuraciones familiares, en el marco de las transformaciones culturales y, de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento (TIC), representan una oportunidad para que los maestros redefinan sus objetivos, asuman el control de su práctica y recuperen su papel protagónico dentro de la sociedad.

Desde esta perspectiva de cambio e innovación trataré brevemente tres aspectos: en primer lugar, el espacio donde se considera al docente como elemento clave en la transformación educativa; en seguida, cuando es interpelado al momento del diseño de las políticas públicas educativas, de los planes y programas, ya sea que se les ubique como ejecutores, mediadores de lo planificado por los “expertos” o, en calidad de protagonistas activos y reflexivos de la transformación; y, al mismo tiempo, enfatizar la existencia de una corriente hacia la indiferencia, por un gran número de ellos.

Sin lugar a dudas, la importancia del rol que el maestro juega dentro del proceso educativo sigue siendo imperativa, resultando ser en los programas emprendidos el principal protagonista, por un lado, y por otro, desde la percepción de la sociedad, el modelo a seguir por sus alumnos; transmitiendo a éstos una importante cantidad de valores, modelos de conducta, formas de pensamiento, de interpretación de la realidad y, de aspectos sociales, económicos, culturales, políticos, ideológicos, religiosos, afectivos y académicos.

Y, dentro del plano social, el maestro sigue siendo un referente obligado para la gestión, la innovación y, el cambio político, material y social. En México, por tradición, el maestro juega un amplio número de roles que van desde el de “consejero emocional” de padres y alumnos, “asesor comunitario” en cuestiones legales, “promotor de la salud”, entre otros, hasta el de “referente político”. Situación que representa una gran responsabilidad, compromiso, y que trae consigo obligaciones extracurriculares, pero también la oportunidad de recuperar el espacio perdido.

En segundo lugar, sabemos que la transformación requiere de nuevos modelos, de nuevas formas de enfrentar la evolución social y económica que nos ha traído la globalización, a través de una educación de calidad, o la evolución de nuestro actual sistema educativo.

En respuesta a lo anterior, los tecnócratas de la educación en las últimas décadas, se han dado a la tarea de diseñar y en ocasiones de adaptar modelos provenientes de otras latitudes del globo, algunos impuestos por la adopción de modelos económicos y políticos, y otros, por el compromiso de cumplir con estándares internacionales. Lo cierto es que en esta carrera por la “certificación”, se ha soslayado el papel de la sociedad, del contexto socioeconómico, de la cultura y especialmente de los maestros, generando problemas durante el proceso de diseño, implementación y ejecución de planes y programas.

Uno de los grandes retos ahora, es la formación permanente de los maestros, de tal manera que les permita enfrentar dignamente estas transformaciones. Y, nuevamente nos enfrentamos al dilema clásico, el cual marcará la dirección sobre la cual han de dirigir sus acciones:

¿Se debe capacitar a los maestros profundizando en contenidos o en herramientas educativas?


Dicho dilema ha contribuido a que los trabajos hasta ahora emprendidos no hayan aportado los resultados esperados. También, el conjunto de acciones que se pretende emprender pueden considerarse como lo señala con ironía Michael Fullan (2000:122) que “la educación del profesorado tiene el honor de ser al mismo tiempo, el peor problema y la mejor solución de la educación”.
Uno de los avances en este aspecto, lo podemos encontrar en la primera línea de acción del Acuerdo Número 384 que establece el Nuevo Plan y Programas de Estudio para la Educación Secundaria, donde se propone “El desarrollo de un amplio programa de información, capacitación y asesoría técnico-pedagógica para docentes y directivos”. Publicado en el Diario Oficial de la Federación con fecha 26 de mayo de 2006.

Por último, otro de los retos a superar es la creciente indiferencia de algunos docentes para participar en esta transformación. Situación que se ha venido generando a través del tiempo, fortalecida por elementos políticos, económicos, religiosos, curriculares, e ideológicos, entre otros.
Uno de ellos es el llamado “isoformismo”, definido por Davini (1995) como “la escasa distancia lógica curricular e institucional del instituto formador y la del nivel educativo para el que se forma”. Por ejemplo, es fácil encontrar un gran número de profesionistas de diversas áreas y niveles impartiendo formación básica, a los que poco o nada interesa cooperar en la transformación educativa.

También, no podemos soslayar la llamada “endogamia” que se define como “la dificultad de abrirse al entorno, de trabajar en forma articulada con otras instituciones, con la comunidad” y “la imposibilidad de nutrirse de otros circuitos, campos y centros de producción del conocimiento”.

Estos tópicos representan la oportunidad para que los maestros se reintegren al debate de los temas educativos, desde una postura crítica-propositiva, asumiendo el porcentaje de responsabilidad que les corresponde, respecto a la formación de las nuevas generaciones. Conviene mencionar el polinomio de la educación: alumnos-docentes-autoridades educativas-padres de familia y, en los últimos tiempos se resalta la importancia del contexto, sea este: la familia, la escuela, el barrio, la colonia, la comunidad e incluso la ciudad.

Precisamente, es en estos aspectos donde han de dirigirse los esfuerzos pedagógicos de éste siglo, según expone Giroux (1994), “los educadores no podrán ignorar la dura cuestión que las escuelas tendrán que enfrentar respecto a temas de multiculturalismo, raza, identidad, poder, conocimiento, ética y trabajo”.

En este contexto, la labor docente adquiere el valor de categoría primordial para el desarrollo. Constituyéndose como un elemento clave por excelencia, imperativo en la competencia por la economía y la transformación de la vida diaria.

Los aspectos hasta aquí mencionados más que problemas representan oportunidades pedagógicas para los maestros, las cuales procesadas adecuadamente contribuyen al gran proyecto de transformación educativa que se ha iniciado ya, y del cual no pueden hacer caso omiso.

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